lunes, 19 de julio de 2010

Révolutionaires de la terre enneigée

Tierra nevada, paisaje gris, solo faltan un par de huérfanos para que parezca una novela de Dickens. Pero nada podría estar más lejos de la realidad. Hace calor, es evidente, y lo evidente es innegable. De nuevo, hace calor. De nuevo, no puedo pensar con claridad. Y siempre pasa lo mismo cuando no puedo pensar con claridad: hago alguna estupidez.
En estos días tórridos, casi deseo un invierno ruso. Un invierno frío, muy frío, en San Petersburgo. Y sin casi. Lo deseo, de verdad, pasar frío, sentir que no puedo mover los dedos, y no sacar la lengua de la boca por temor a que se me congele. Sí, lo deseo. Menuda tontería... Sin duda lo es.

1 comentario:

  1. Queremos lo que no tenemos, y cuando lo tenemos queremos otra cosa, incluso a veces lo contrario :)

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