domingo, 4 de julio de 2010

María à travers le miroir


¿Quién? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Hay tantas preguntas, y tantas respuestas, aunque a veces no parezcan las suficientes... ¿Dónde? Aquí, allí, en algún lugar, ¿importa acaso? Hay tantos lugares interesantes en el mundo que detesto la idea de tener que quedarme en el mismo toda la vida. Hay que viajar, ver lugares, y hartarse de las esperas en aeropuertos y estaciones de tren.
Qué pena que cueste tan poco viajar con la imaginación, porque eso no lleva más que a una desilusión, aunque claro, en el feliz instante en el que te sientes volar eres feliz sin dar nada a cambio. Y ser feliz sin dar nada a cambio no es tan fácil como, teoricamente, parece. Pero yo creo que hay que quedarse con el lado de bueno de cada vivencia, porque si no lo haces, los malos recuerdos te pueden, te devoran, y acabas en la cama rodeada de vodka, bombones y Valium. Es como si sólo se recordase a Audrey Hepburn por cómo murió (aunque, en parte, se la recuerda más por el hecho de que fuera trágico...).
Nota: la fotografía es de Marina Heredia Ríos, y está realizada en el Centro Georges Pompidou de París. Sobre la chica de la foto, sólo diré que le gusta cómo suena el francés.

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